martes, 7 de julio de 2020

Mal de Chagas y tierra


La tierra como material de construcción carga con varios prejuicios, suponemos, desde el auge de los materiales industrializados. Lo cierto es que para muchos de los ocasionales interlocutores que se materializan desde desconocidas dimensiones y que aparecen firmes en esas tertulias repentinas que surgen alguna vez y que nos llevan a compartir bellos e inolvidables momentos con esos seres que no volveremos a ver nunca más, al escuchar hablar de la tierra cruda susurran, casi siempre, la palabra “rancho”, congelando, casi al mismo tiempo, la mirada como si hubieran visto pasar al demonio.

El rancho es el recuerdo terrible, aún vivo, de nuestro pasado rural e insalubre. Vive, sí, todavía. Subsiste en esos rincones donde la modernidad no ha llegado más que para explotar la naturaleza. Y así es como el rancho, casi siempre hecho de tierra -o de “adobe”, como gustan decir muchos, pensando que adobe y tierra es lo mismo- queda ligado a la pobreza, a lo precario y a la enfermedad. Y hablar de enfermedad y pobreza en un país como Argentina es hablar del Mal de Chagas, una infección con la que el ser humano convive desde hace milenios en esta parte del mundo. ¿Qué otra cosa más podían compartir los países de la América Latina además de su ibérico pasado colonial? Una enfermedad como el Chagas. Desde el sur de Estados Unidos hasta el norte de la provincia de Córdoba, en Argentina, existen unos insectos, los triatóminos, que viven de chuparle la sangre a aves y a mamíferos. Y cuando entraron en contacto con los seres humanos se encontraron muy a gusto en sus viviendas imperfectas. Durante el día, se ocultan entre las ramas, hojas o en cualquier oquedad que les de abrigo porque es de noche cuando salen a alimentarse, cuando los demás duermen.

Y con esta historia terrible de silencioso vampirismo en miniatura es con la que muchos asocian a la tierra, porque los ranchos infestados de vinchucas están hechos de tierra (de adobe, dicen algunos) y entonces es porque los ranchos están hechos de ese material, y no de otro, que el Chagas prolifera y la gente se enferma. Entonces demuelen los ranchos y levantan viviendas de ladrillo, cemento y hormigón y la gente sigue muriendo de Chagas a pesar de ello. Entonces, ¿tiene que ver la tierra? ¿Es por el adobe que sigue habiendo vinchucas? No. La respuesta a esto es muy larga, hay mucha gente que ha trabajado harto para investigarlo, pero nosotros intentamos explicar que la tierra como material de construcción no es un imán de vinchucas e hicimos este corto video que esperamos puedan disfrutar y les de ánimos para seguir investigando y sabiendo un poco más que esos ocasionales interlocutores que se materializan desde desconocidas dimensiones en esas repentinas tertulias y que nos motivan, por ejemplo, a escribir un texto como este.

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